Domingo, dia do Senhor. E também dia deste senhor - Serge Reggiani, que cantava assim. E que escolhia, como ninguém, as canções que interpretava. Aqui em Sarah, de Georges Moustaki. Outro senhor.
E mais outro:
Joaquin Sabina,
un señor irreverente e "maldito", que escreve, compõe e canta como muito poucos. (Este, dedico-o à minha homónima Ana L. da Costa, que eu sei que também gosta dele. Aqui está, Ana, com um beijinho especial.)
A pedido, aqui ficam também as letras das duas canções. Ambas são belíssimos poemas.
Sarah (Georges Moustaki)
La femme qui est dans mon lit n'a plus vingt ans depuis longtemps.
Les yeux cernés par les années, par les amours, au jour le jour.
La bouche usée par les baisers, trop souvent mais trop mal donnés.
Le teint blafard, malgré le fard, plus pâle qu'une tache de lune.
La femme qui est dans mon lit n'a plus vingt ans depuis longtemps.
Les seins trop lourds, de trop d'amours, ne portent pas le nom d'appâts.
Le corps lassé, trop caressé, trop souvent mais trop mal aimé.
Le dos voûté, semble porter les souvenirs qu'elle a dû fuir.
La femme qui est dans mon lit n'a plus vingt ans depuis longtemps.
Ne riez pas. N'y touchez pas. Gardez vos larmes et vos sarcasmes.
Lorsque la nuit nous réunit, son corps, ses mains, s'offrent aux miens.
Et c'est son cœur, couvert de pleurs et de blessures, qui me rassure.
Y sin embargo (Joaquin Sabina)
De sobra sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría, por ti, la vida entera.
Y, sin embargo, un rato cada día, ya ves,
te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera.
Ni tan arrependido ni encantado de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado, tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que, hasta los huesos,
sólo calan los besos que no has dado, los labios del pecado.
Porque una caza sin ti es una emboscada, el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto, un velo de alquitrán en la mirada.
Y me envenenan los besos que voy dando,
y, sin embargo, cuando duermo sin ti, contigo sueño.
Y con todas, si duermes a mi lado,
y si te vas, me voy por los tejados como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amargura, que empaña, sin mancharla, tu hermosura.
No debería contarlo y, sin embargo, cuando pido la llave de un hotel,
y a media noche encargo un buen champán francés y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor, nunca contigo, bien sabes lo que digo.
Porque una casa sin ti es una oficina, un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera en el museo de cera, un éxodo de oscuras golondrinas.
Y cuando vuelves, hay fiesta en la cocina
y bailes sin orquesta y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno,
y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio, y al dormitorio el pan de cada día.
E já agora, acabadinha de receber de um amigo que está longe, via mail, esta magnífica versão do Somewere, over the rainbow, de um outro senhor - Eric Clapton .
E assim, este domingo fala várias línguas.